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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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25-03-2016

 

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Foto: AFP

 

 

 

SURda

Notas

Tato López





Me moriré en París con aguacero,

un día del cual tengo ya el recuerdo.

Me moriré en París ?y no me corro?

tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso

estos versos, los húmeros me he puesto

a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,

con todo mi camino, a verme solo.

Cesar Vallejo



En el día de hoy, jueves en la mañana, falleció a los 76 años  en el hospital de Villejuif en el sur de París, Dariel Alarcón Ramírez, conocido por muchos de nosotros como Benigno .

Tuve el privilegio de conocerlo en Pinar del Rio, en la misma unidad donde se entrenó con Ernesto Guevara para varias misiones internacionales, en particular en la última de cuatro meses, previo al holocausto de la guerrilla Boliviana.

Sus enseñanzas quedaron siempre latentes en mí, así como sus incertidumbres, en setiembre de 1974 puede subir con él, junto con un puñado de compañeros al taburete, el mitológico cerro donde aún se preservaban los barracones precarios donde se entrenaron, regresé al cerro, en 2006 y ya era un centro turístico, como lo es ahora gran parte  de Cuba, y me quisieron cobrar entrada y subir con un guía.

Años después, siendo ya un hombre joven, no un adolescente como entonces, las poderosas trilladoras del alma de las guerras populares me pusieron a prueba y pude recordarlo y seguir sus recomendaciones para salvar la vida propia, a una década de las mismas nos reencontramos en Montevideo con el, junto a Jorge Zabalza, que desafiando a los cagatintas oficialistas, encabezados por el inefable Eleuterio Fernández Huidobro desde las páginas de Mate Amargo, especialista en hacer mandados sucios y defenestrar a hombres dignos en sus habituales contubernios con el poder, que fueron siempre la única divisa que reverenció, en este caso, ladró el cusco histriónico, acusando a Benigno del cliché macartista  de “agente de la CIA” para hacerle el mandado a los burócratas del Departamento América cubano, el Tambero tuvo la valentía de irlo  a ver en aquel hotel de Plaza Cagancha , y lo debo de evocar, para que en una especie de obituario, la vida se abra paso ante la muerte , ante la lucha que viene dando contra muchos pronósticos que lo consideraban desahuciado.

En aquel encuentro, Benigno ya tenía respuesta a sus incertidumbres de dos décadas atrás, que me dejaron perplejo en el Taburete, que en su sencillez de campesino no podía aun descifrar ,a saber, por cual razón Ernesto Guevara se indignó en la comandancia de la guerrilla del Congo, ante la lectura de su carta personal a su amigo Fidel Castro, para deslindar responsabilidades de una misión equivoca y desastrosa, que el mismo le recomendó que relevara el mando ,y que esa carta se leyera, solo en caso de su muerte, exclamando que el mismo(Guevara) “había contribuido al culto a la personalidad y a encumbrar a un nuevo Stalin”.

Irónica y conmovedora parrafada de Fidel Castro en su estética discursiva, luego de la desaparición de Camilo Cienfuegos cuándo comparó al Dios Kronos con la revolución, que se caracterizaba por comer vivos a sus hijos, quizás le quite un sueño esta noche recordando entre otros, a ese guajiro valiente y leal que prefirió morir en el ostracismo Parisino, antes que morir en la mentira, trabajando ya sexagenario de albañil, y que posiblemente no haya sabido que en las mismas condiciones, no sé, si con lluvia, moría en un hospital Parisino, 78 años atrás, un jueves 15 de abril, el cholo César Vallejo, y recordar su glosa ¡Cuídate de los nuevos poderosos!¡Cuídate del que come tus cadáveres, del que devora muertos
a tus vivos!



¡! Honor y Gloria a Benigno!!

        Tato López

 

 

 

 

 

 

 

 
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